Luis Gispert Love Like Salt

Morán Morán is pleased to announce Luis Gispert’s first exhibition at our Mexico City location, titled Love Like Salt. With six oil paintings and a video installation, the artist expands on the film and photographic work for which he is well known. Gispert’s imagery leans theatrical through his particular approach of revealing cultural iconography in a vivid almost futuristic way, simultaneously seductive and uneasy. Each artwork, regardless of medium, is a visual chapter positing open-ended narratives that resonate as pop-culture elegies.

Love Like Salt provocatively employs heavy symbolism that factors alongside the school of realism in painting, replete with its own history. Through Gispert’s haunting depictions we have the visual connotation inherent with boats on the water (voyage, uncertainty, and wanderlust), themes of ruin, as well as the sinking ship idiom. These paintings undoubtedly suggest a story but there is a good measure left to the imagination as we observe the dramatic destruction or slow demise of different types of boats at various stages of succumbing to nature. However, through all this we can regard these moments frozen midway between the best intention and the worst outcome, left to wonder what it all means and also the exquisiteness of suspended inevitability.

As a species, we have gotten to the point where we can’t enjoy nature without an intervention. We can hardly experience the natural world without one of our human creations to transport us there. We travel to remote places in vehicles: bicycles, motorcycles, cars, trains, airplanes, and now spaceships. It’s a paradox – to receive what nature offers us, we need to rely on machines. This reliance on machines creates a tension between having and letting go. It creates a desire to claim the experience as our own. The truth is that ownership is not possible. The land and the sea will always repossess its territory through natural processes, images being our only lasting way to memorialize these moments – a painting or a camera preserving our memories. These works capture our misguided desire to experience, and own, a piece of nature. The more we progress and penetrate the natural world, the more it will push back. Eventually, we’ll realize that we have to surrender to truly receive.

– Luis Gispert, New York, 2021

Morán Morán se complace en anunciar la primera exposición de Luis Gispert en nuestra ubicación de la Ciudad de México, titulada Love Like Salt. Con seis óleos sobre lino y una videoinstalación, el artista amplía el trabajo cinematográfico y fotográfico por el que es conocido. Las imágenes de Gispert se inclinan hacia lo teatral a través de su particular aproximación de revelar la iconografía cultural de manera vívida, casi futurista, a la vez seductora e incómoda. Cada obra de arte, independientemente del medio, es un capítulo visual que postula narrativas abiertas que resuenan como elegías de la cultura pop.

Love Like Salt emplea de manera provocativa un fuerte simbolismo que se suma a la escuela del realismo en la pintura, repleta de su propia historia. A través de las inquietantes representaciones de Gispert llega la connotación visual inherente que provoca la imagen de los barcos en el agua (viaje, incertidumbre y pasión por los viajes), temas de ruina, así como el idioma del barco hundiéndose. Indudablemente, estas pinturas sugieren una historia, pero de esta queda una buena medida a la imaginación mientras se observa la dramática destrucción o la lenta desaparición de diferentes tipos de barcos sucumbiendo a la naturaleza en distintas etapas. Sin embargo, a través de todo esto podemos contemplar estos momentos congelados a medio camino entre la mejor intención y el peor desenlace, cosa que nos deja preguntándonos qué significa todo esto, y también pensando en la exquisitez de la inevitabilidad suspendida.

Como especie, hemos llegado al punto en el que no podemos disfrutar de la naturaleza sin algún tipo de intervención. Difícilmente podemos experimentar el mundo natural sin una de nuestras creaciones humanas que nos transporte allí. Viajamos a lugares remotos en vehículos: bicicletas, motocicletas, automóviles, trenes, aviones y ahora naves espaciales. Es una paradoja: para recibir lo que nos ofrece la naturaleza, debemos confiar en las máquinas. Esta dependencia de las máquinas crea una tensión entre tener y dejar ir. Crea un deseo de reclamar la experiencia como propia. La verdad es que la propiedad no es posible. La tierra y el mar siempre recuperarán su territorio a través de procesos naturales, siendo las imágenes nuestra única forma duradera de conmemorar estos momentos: una pintura o una cámara preservando nuestros recuerdos. Estas obras capturan nuestro deseo equivocado de experimentar y poseer un pedazo de la naturaleza. Cuanto más avancemos y penetremos en el mundo natural, más retrocederá. Con el tiempo, nos daremos cuenta de que tenemos que rendirnos para recibir de verdad.

– Luis Gispert, Nueva York, 2021